Photo by Paul Skorupskas
“La abundancia de información crea escasez de atención”
Herbert Alexander Simon
¡Hola a todos, bienvenidos!
En esta vida todos recibimos regalos. Lo hermanos son regalos que la vida nos da. Los amigos también.
No creo en esa frase de que los amigos se escogen. Creo, más bien, que la vida nos los da como regalo.
Yo tengo la dicha de tener muchos de esos regalos; hermanos-amigos y amigos- hermanos.
La semana pasada uno de ellos, del que no voy a decir su nombre pero que se llama Ricardo. Me mandó por whatsapp una foto de un libro donde venía un fragmento de una carta que escribió Fiódor Dostoyevski dirigida su hermano, dice así:
No he perdido el ánimo, hermano. La vida está en todas partes, está en nosotros mismos, y no fuera de nosotros. A mi lado habrá gente; de lo que se trata es de ser persona entre la gente, serlo siempre por muchas desgracias que nos sobrevengan, en ello reside la vida. Lo he comprendido. Esta idea ha entrado en mi carne y en mi sangre. ¡Sí! ¡Es verdad! La cabeza que creaba, que vivía solamente para el arte, que únicamente comprendía las necesidades supremas del arte y las hacía suyas, ha caído de mis hombros. Quedan la memoria y las imágenes creadas y que todavía no se han materializado. Me queda el corazón, quedan la carne y la sangre que, lo mismo que antes, pueden amar y sufrir, compadecer y recordar, y eso, pese a todo, es la vida… La vida es un don, es la felicidad. Cada minuto puede ser un siglo de felicidad… Te juro, hermano, que no pierdo las esperanzas y conservo puros el corazón y el espíritu.
¡Wow!
Dostoyevski le escribió muchas cartas a su hermano mayor, Mijaíl.
Muchos años antes de escribir Crimen y Castigo y la gran obra de Los Hermanos Karamazov.
Esta carta debió de ser escrita en los años en los que estuvo condenado en trabajos forzados en Siberia, entre 1850 y 1854.
Busqué el fragmento entre las cartas publicadas, pero no lo encontré. En la siguiente liga esta el libro donde pueden disfrutar una recopilación de todas sus correspondencias.
De cualquier manera, lo importante es el mensaje: LA VIDA ES UN DON, ES LA ALEGRÍA. Gracias Ricardo por recordármelo.
Además de todo, la anécdota nos da pie a la introducción del tema del día de hoy: la atención.
Y es que Dostoyevski, en otra de sus obras: Apuntes de invierno sobre impresiones de verano. Cita:
“Intente imponerse la tarea de no pensar en un oso polar y verá al maldito animal a cada minuto”
Con esa misma idea en 1987, Daniel Wegner, psicólogo social de Harvard, realizó un experimento donde le pidió a los participantes que pensaran en lo que quisieran de forma consciente durante 5 minutos, pero con la única condición de no pensar en un oso polar.
Cada vez pensaran en el oso polar, deberían timbrar un botón para registrarlo. Todos duraban menos de un minuto.
¡Hagan ustedes la prueba!
¿Por qué pasa esto?
Para entenderlo, debemos saber cómo funciona nuestra mente, ya habíamos hablado del tema en el happylife de “¿Donde nace el miedo?”
Para seguir entendiendo su funcionamiento, el día de hoy, propondremos dos conceptos fundamentales: la mente ascendente y la mente descendente.
Imaginensé que nuestro cerebro es un estadio de fútbol y que hay dos equipos jugando: ascendentes vs descendentes.
En el equipo de la mente ascendente juegan los más primitivos, la estrella del equipo es la amígdala, son mucho más rápidos, se mueven en milisegundos. Juegan de manera involuntaria y automática. Son muy impulsivos y se guían por las emociones.
Por el contrario, en el equipo de la mente descendente, el capitán es la corteza prefrontal. Los descendentes tienen un juego más lento, laborioso. Utilizan la técnica del autocontrol con el que pueden dominar a los ascendentes apoderándose de sus rutinas automáticas y cambiando sus jugadas guiadas por la emoción. Hacen planes, son los listillos.
Y EN ESTE JUEGO, LA ATENCIÓN ES EL BALÓN
En realidad nuestra mente lleva a cabo procesos mucho más elaborados, pero creo que este ejemplo, nos puede ayudar a ilustrar esta disputa interna por la atención.
Pero, ¿qué es la atención y por qué es tan importante?
La palabra atención tiene su raíz etimológica en el latín attendere, quiere decir “ir hacia”.
Entonces, la atención es lo que nos guía en el mundo, nos conecta y define nuestra experiencia.
La atención nos da conciencia del mundo y es la que regula lo que pensamos y lo que sentimos. Por eso es tan importante.
La manera en que utilizamos nuestra atención determina lo que vemos.
Como decía Qui-Gon en Star Wars:
“Tu enfoque es tu realidad”
La cita con la que empezamos este capítulo, corresponde a Herbert Simon, un economista que fue Premio Nobel. No son sus palabras textuales, pero sí rescatan el concepto original: “La riqueza de información genera pobreza de atención”.
Por lo tanto, si estamos viviendo en la era de la información, también estamos viviendo en la era de la falta de atención.
No solamente los niños y los adolescentes son los que están pegados todo el día en los celulares y los ipads, también somos los adultos. Cada vez es más difícil concentrarnos en algo por más de un minuto y medio. Son muchos distractores peleando por nuestra atención. Y el equipo de los ascendentes está metiendo goles en nuesta mente.
Las distracciones pueden clasificarse en sensoriales y emocionales.
Las sensoriales son fáciles de reconocer, como los ruidos, formas, colores, aromas, sensaciones, etcétera.
Las emocionales son las que tienen una carga emocional, estas son los más abrumadoras.
Por ejemplo:
Yo ahora mientras escribo, estoy escuchando ruidos de pájaros, tengo sensación de frío en la nariz y veo continuamente algunos objetos alrededor de mi computadora. Todo eso me distrae, poco.
Sin embargo, si en este momento escuchara la voz de alguien pronunciar mi nombre, sería muy difícil ignorar esa voz. Por reflejo, nuestra atención nos alerta para que escuchemos lo que dicen acerca de nosotros.
Cuando un distractor emocional aparece, es como si le cayera el balón al equipo ascendente y recordemos que son mucho más rápidos de que los descendentes. Para seguir concentrado en un objetivo e ignorar todo lo demás necesitamos que sea el capitán de los descendentes la corteza prefrontal quién tome el CONTROL del balón.
El poder de distraer la atención de un cosa y dirigirla a otra es esencial para el bienestar.
Y es que, el mayor desafío de estos distractores emocionales proviene del caos emocional en nuestra vida.
Así como el ejemplo del oso polar, en el que no podemos dejar de pensar en él, cuanto más perturbada se encuentra nuestra atención, más ineficaz se vuelve nuestra capacidad de respuesta.
La buena noticia es que tenemos la capacidad de desarrollar la atención selectiva. Existe un circuito neuronal que nos ayuda a inhibir la emoción. Pero hay que desarrollarlo, como un músculo.
El trabajo consiste en enfocarnos. A diferencia de la mente ascendente que es una atención refleja, impulsiva y de hábitos rutinarios. La atención voluntaria, la disciplina y la decisión selectiva son trabajo de la mente descendente.
Por ejemplo, cuando nos quedamos contemplando el atardecer, cuando nos concentramos en lo que estamos leyendo, o cuando tenemos una conversación profunda con otra persona, estamos poniendo en acción a la mente descendente.
¿Entonces la mente ascendente es mala?
¡Por supuesto que NO!
En realidad es la que hace que casi toda nuestra vida que funcione. A menudo trabaja para nuestro beneficio, porque tiene la ventaja de que le ahorra energía al cerebro. Pero algunas veces nos perjudica.
Cuando aprendemos algo nuevo, requerimos de la atención activa, para la cual necesitamos energía. Pero a medida que iniciamos una rutina, el circuito ascendente captura esa información, específicamente por la red neuronal de los ganglios basales, y entre más practiquemos una rutina, más control sobre ella tienen los ganglios basales.
Una vez que se tiene control por los sistemas ascendentes, podemos obtener resultados óptimos con un mínimo esfuerzo , y por lo tanto prestamos menos atención a esas tareas, se vuelve automático.
Un ejemplo de esto sería cuando aprendemos a manejar. La primera vez toda nuestra atención y enfoque la realizamos por medio de la mente descendente, pero después con la práctica lo hacemos de manera automática ¿verdad?
Así pasa con todos los aprendizajes de nuestra vida. Las tareas que requieren atención se van automatizando, pintar, tocar el piano, nadar, etcétera.
Este sistema automático nos permite pensar en otras cosas mientras realizamos nuestras tareas cotidianas. Sin embargo, decíamos que también hay un lado que no juega a nuestro favor. Nuestras emociones y motivaciones crean desviaciones y sesgos en nuestra atención, sin que nos demos cuenta.
No percibimos que no las percibimos. Y es que la conciencia ascendente nos deja a merced del subconsciente. Otro día profundizaremos en ese tema.
Lo importante ahora es que sepamos que hay algunas elecciones subconscientes que ocurren cuando el circuito de la amígdala detecta algo que considera significativo. Recordemos que es la jugadora estrella en el equipo de la mente ascendente, y que son el equipo con mayor rapidez. Estos circuitos están diseñados para prestar atención por reflejo a estímulos supranormales en relación con: la seguridad, la nutrición y el sexo.
Retomando la cita de Herbert Simon, somos más proclives a las emociones que nos conducen a enfocarnos de esta manera cuando estamos distraídos o abrumados por una gran cantidad de información.
¿Qué es entonces lo único que nos puede sacar de esta automaticidad que nos hace pasar nuestros días como zombis?
R. LA ATENCIÓN ACTIVA
Así es, el capitán del equipo de la mente descendente; la corteza prefrontal es el único que puede poner en control a la amígdala del equipo contrario.
El descanso del medio tiempo
Todos saben que en un juego de fútbol hay un descanso de medio tiempo donde lo equipos se van los vestidores ¿verdad?
Pues para nuestro ejemplo, el equipo ascendente, el de la amígdala, nunca se va a los vestidores. Al contrario, en cuanto el equipo contrario se toma un descanso sigue agarrando el balón y haciendo goles.
Esto mismo pasa cuando nuestro cerebro se toma un descanso en una actividad que no requiere concentración.
Dejando de lado las asociaciones creativas, nuestra mente tiende a centrarse en el ego y en nuestras preocupaciones. Las cosas que debemos hacer, lo que pensamos que no debimos haber dicho, lo que debimos decir, etcétera.
Y aunque podemos tener pensamientos agradables e imaginativos, por lo general nos atrae más la reflexión y la preocupación.
Lo que más nos distrae no es la conversación de las otras personas, si no la de nuestra mente.
LA MÁXIMA CONCENTRACIÓN SE LOGRA CON SILENCIO INTERIOR.
Una forma de callar a estos pensamientos puede ser realizando un ejercicio matemático mental, por ejemplo ir sumando el número 6 hasta pasar el 100.
El remedio más promovido en nuestros días es la meditación.
Pero se puede lograr esta atención plena simplemente poniendo atención a lo que estamos haciendo en el momento presente. Saboreando la comida, sintiendo como pasamos saliva, cómo se sienten nuestros pies al soportar nuestro peso corporal, la respiración. Incluso, haciéndonos conscientes nuestras emociones, positivas y negativas
¡Pruébenlo!
Cuando dirigimos toda nuestra atención a nuestros sentidos el diálogo interno se interrumpe.
En resumen, tanto la mente ascendente como la mente descendente son necesarias para nuestra vida.
La clave es encontrar el equilibro entre la dos para lograr felicidad y productividad.
Para llevar:
La abundancia de información crea escasez de atención. Por consiguiente, es más fácil caer en los circuitos ascendentes, donde la amígdala secuestra nuestros pensamientos EMOCIONALES.
El poder de distraer la atención de un cosa y dirigirla a otra es esencial para el bienestar. La atención activa se produce desde la corteza prefrontal en la mente descendente y se puede trabajar como un músculo para tener control sobre la amígdala.
La máxima concentración se logra con silencio interior. No se necesita ser budista para meditar, el secreto es más simple de lo que parece: dirigir nuestra atención a nuestros sentidos.
Tarea:
Dedica un momento al día de al menos 15 minutos de atención plena.
Puede ser que pongas atención a todo lo que haces cuando te bañas en la mañana, o a disfrutar con todos tus sentidos, tu desayuno o comida. Jugar con tus hijos o cualquier actividad que elijas. La única condición es que estés 100% enfocado y consciente en lo que estás haciendo. Si algún pensamiento o preocupación llega a tu mente, reconócelo y vuelve a enfocarte. Recuerda que es un ENTRENAMIENTO.
¡HASTA AQUÍ LLEGAMOS EL DÍA DE HOY, LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA EN UNA ENTREGA MÁS DE HAPPYLIFE!
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Y recuerden: “happylife es… un ojo al gato y otro al garabato” (atención activa, para los que les falta barrio).
La atención activa serían los dos ojos y el resto de los 4 sentidos al Gato, no?