Photo by Laura Fuhrman
“You don't have to find out you're dying to start living.”
Zach Sobiech
¡Hola a todos, bienvenidos!
Buenos días, alegría.
¿Cómo están?
Empezando la semana y empezando filosofando. Recuerden que happylife es una invitación a cuestionarnos siempre, no para llevar la contra, sino para tener nuestro criterio de lo que creemos y de la manera como percibimos la realidad.
El tema de hoy surge de un planteamiento de Daniel Kahneman:
¿Qué importa más: la experiencia o el recuerdo?
Si nos preguntaran cuánto estaríamos dispuestos a pagar por tener la mejor experiencia de nuestra vida, [los que anden medio brujas, imagínense que sí tienen con que pagar] ¿Cuánto sería?
Tómense un tiempo para pensarlo, visualicen algo que les encantaría vivir, puede ser el viaje que siempre hayan soñado o lo que sea, no hay límite para imaginarlo.
Piensen en cuál sería su oferta más alta. ¿Ya le pusieron un número?
Ahora pregúntense: ¿Cuánto estarían dispuestos a pagar por vivir esa misma experiencia pero con la condición de que después de tenerla no podrían recordar nada de ella?
La mayoría de la gente piensa que una experiencia así, no vale la pena tenerla.
¿Ustedes qué opinan?
¿Cuánto pagarían por: un día, un mes o un año de recuerdos, de esa experiencia?
Las respuestas en general son que las experiencias solamente cuentan cuando las podemos recordar.
ES COMO SI TUVIERAMOS UN BAÚL CON UN TESORO DE RECUERDOS.
Cuanto más vivimos con un recuerdo, más valor acumula.
Si un recuerdo positivo permanece en nuestro baúl hasta el día de nuestra muerte, en retrospectiva será muy valorado. Si solo dura por la mitad del tempo, su valor se reduce a la mitad y así sucesivamente, hasta que su valor llegue a cero.
Sin memoria, la experiencia es percibida como algo completamente sin valor.
Al principio, yo también respondí que si no iba a poder recordar nada para qué quería vivir esa experiencia, pero luego recapacité, como les digo… hay que PENSAR [con mayúsculas].
En realidad creo que es mejor vivir algo maravilloso que no vivirlo, aunque no lo recuerdes. Por lo menos, mientras lo estás experimentando lo estás disfrutando ¿no?
Y relativizando la vida, al momento de nuestra muerte todos vamos a perder nuestros recuerdos de cualquier manera.
Si la muerte va a borrar toda nuestra memoria ¿Por qué es tan importante para nosotros acumular y atesorar esos buenos recuerdos hasta el último momento?
Hace un par de semanas, un amigo [un abrazo mi Trasfi] me escribió y me recomendó el libro del Dr. Sanjay Gupta: “Keep Sharp”, próximamente les hablaré más del libro, pero lo traigo a colación porque buena parte del trabajo de este neurocirujano trata el tema de la demencia.
Es muy interesante explorar el mundo emocional de los pacientes con demencia, porque eso es precisamente lo que experimentan: una serie de eventos transitorios, momento a momento, sin ninguna memoria subsecuente de estos eventos.
También sabemos que esto describe la vida emocional de muchos animales, tienen momentos, pero muy pocos o ningún recuerdo. Lucas mi schnauzer por ejemplo, tiene memoria asociativa pero no tiene memoria episódica. Pero esa es otra historia [fotos del salpimienta aquí].
Hay casos de algunas personas que trabajan en centros de cuidado de pacientes con demencia, que en ocasiones son rudos en su trato y se justifican diciendo: de todos modos no lo van a recordar. Y puede ser que sea cierto, pero si duda los pacientes están experimentando el maltrato en el momento en que sucede. La autoexperiencia opera de manera normal para ellos, igual que para los que no tenemos el padecimiento [más sobre la autoexperiencia en la entrega ¿Somos nuestra memoria?].
Actualmente muchos estudios de psicología demuestran que las personas nos sentimos más felices mientras recordamos experiencias positivas, incluso hay una invitación a tomarnos un tiempo de nuestro día para dedicarlo a recordar momentos felices del pasado. Y aquí quiero aderezar con otra pregunta: ¿Qué valdrá más la pena: invertir el tiempo en recordar buenas experiencias o invertir nuestro tiempo en crear buenas experiencias en el aquí y ahora?
Mi intuición me dice que cuesta menos trabajo experimentar de manera consciente el momento presente, que rascarle a los recuerdos del pasado para desempolvar buenas memorias ¿no creen?
Cuando experimentamos el presente, lo que sentimos es definitivamente más fuerte, más colorido, con más sabor y más intensidad que cualquier buen recuerdo.
Los invito a saborear el momento presente y percibirlo de manera física, en lugar de hurgar en el baúl de los tesoros.
Incluso, sabemos que nuestros recuerdos siempre tienen un sesgo, hablamos de la ilusión del enfoque en las primeras entregas. Cuando experimentamos algo, nuestra memoria solo registra los momentos pico (buenos o malos emocionalmente) y el final, ósea que muchos de los espacios no registrados que recordamos en realidad son inventos de nuestra mente para darle coherencia a nuestras historias, jaja.
En pocas palabras, sobrevaluamos nuestra memoria y devaluamos el momento experimentado.
Todos los días, nuestra mente viaja del presente al pasado y al futuro. Lo importante es en qué nos concentramos. Ser conscientes del momento presente no significa no darle importancia a nuestro futuro. Claro que tenemos que hacer planes de largo plazo, pero una vez que fijamos nuestros objetivos hay que enfocarnos en vivir el aquí y el ahora de la manera más completa que se pueda. SABOREAR LA VIDA, disfrutar los atardeceres y la comida, en lugar de tomarle fotos para el instagram.
Una vida llena de momentos maravillosos aunque sean momentos olvidados, sigue siendo una vida maravillosa.
Lo que me lleva a la frase de Zach Sobiech con la que inicié este happylife:
“Tú no tienes que darte cuenta que estás muriendo para empezar a vivir”
Les comparto la canción clouds de Zach, para que les sirva de inspiración el día de hoy.
También pueden ver la historia de Zach Sobiech en la película del mismo nombre “Clouds” que hizo Disney.
Acá abajo, otra versión con Jason Mraz y otros artistas que hacen homenaje a Zach.
Hasta aquí llegamos el día de hoy, les doy las gracias por compartir este espacio y tiempo juntos y los invito a escribirme y a ser embajadores de happylife.
¡Sean felices!
Un saludo especial para Ishi que empieza su curso de la presencia: el poder del ahora y la conciencia del instante.
Y recuerden: “happylife es… vivir a la José José” (ya lo pasado pasado, no me interesa, para los que les falta barrio).