La manera en que pensamos determina la manera en que sentimos.
Entendiendo la teoría de la disonancia cognitiva.
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Photo by Cristian Newman
“—Este pueblo está lleno de ecos. Tal parece que estuvieran encerrados en el hueco de las paredes o debajo de las piedras. Cuando caminas, sientes que te van pisando los pasos. Oyes crujidos. Risas. Unas risas ya muy viejas, como cansadas de reír. Y voces ya desgastadas por el uso. Todo eso oyes. Pienso que llegará el día en que estos sonidos se apaguen.”
Pedro Páramo, Juan Rulfo.
¡Hola a todos, bienvenidos!
El tema de hoy coincide con la fecha de una hermosa celebración que tenemos en México: el día de muertos. Y quiero aprovechar para tomarla como punto de partida.
¿Cómo es posible celebrar la muerte? Para muchas personas, sobre todo de otras culturas, esto puede parecer algo incongruente, deberíamos de celebrar la vida ¿no es así?
PERO… SOMOS SERES EMOCIONALES.
Las emociones son las que nos hacen, sin más, seres humanos.
Las emociones lo son todo para el ser humano, son las que nos facilitan entre otras cosas la toma de decisiones.
También nos sirven para la memoria, solo recordamos lo que nos emociona.
Hace 15 años que murió mi mamá, tenía casi dos años peleando con el cáncer y en diciembre del 2004 nos despedimos de ella en una escena tan de película, que al recordarla me llena de emoción y alegría. Si, leyeron bien, de alegría.
En su cama, rodeada de sus hijos. Con su familia, en su casa.
Así quisiera morir yo.
¿Por qué creen ustedes, que hay personas que pueden recordar momentos como la muerte de un ser querido incluso con irreverencia y otras que simplemente no pueden ni siquiera imaginarlo?
Pues tiene que ver en la manera que nuestra mente funciona y cómo interactuamos con nuestros pensamientos.
El día de hoy, vamos a hablar de disonancia cognitiva. Suena complicado pero no los es.
Si le explicara a mi sobrina Mariana de 9 años, le diría que disonancia quiere decir que “no suena bien, que no checa” y cognitivo quiere decir que “es algo que pensamos o creemos”
Recordemos que los seres humanos vamos desarrollando desde pequeños esquemas mentales. Que utilizamos para poder entender un mundo ambiguo, esquemas que muchas veces vienen cargados de sesgos. Es decir, ser racional, lógico y deliberado requiere tener recursos cognitivos, que al principio no tenemos, (incluso hay adultos que le batallamos, jaja) y sabemos que se van generando en nosotros prejuicios, que muchas veces están en nuestro cerebro de forma NO CONSCIENTE.
Por eso, es importante entender cómo funciona nuestra mente, porque como dice el título de este capítulo:
La manera en que pensamos determina la manera en que sentimos.
En 1957, el psicólogo social Leon Festinger, desarrolló la teoría de la disonancia cognitiva.
Todos los individuos tienen una fuerte necesidad de que sus creencias, actitudes y su conducta sean coherentes entre sí, evitando contradicciones entre estos elementos.
De acuerdo con la teoría de la disonancia cognitiva, los individuos tienden a buscar consistencia entre sus cogniciones (es decir, creencias, opiniones). Cuando hay una inconsistencia entre actitudes o comportamientos (disonancia), algo debe cambiar para eliminar la disonancia. En el caso de una discrepancia entre las actitudes y el comportamiento, lo más probable es que la actitud cambie para adaptarse al comportamiento.
“El malestar viene acompañado generalmente por sentimientos de culpa, enfado, frustración o vergüenza”.
La disonancia se produce cuando un individuo debe elegir entre actitudes y comportamientos que son contradictorios.
Siempre que decidimos hacer algo incompatible con nuestras creencias más profundas, sentimientos o valores se crea en nosotros un estado de disonancia cognitiva, una tensión entre lo que pensamos y lo que hacemos, cuando esta tensión ya nos ha incomodado lo suficiente surge en nosotros un estímulo para reducirla de diversas maneras, podemos cambiar nuestra forma de pensar respecto a la decisión o tratar de cambiar lo que los demás piensan del tema para que puedan apoyar nuestra decisión, o quizá podemos cambiar algún aspecto de nuestro comportamiento de forma que nuestra decisión se adecue más a nuestra personalidad, en otras palabras tratamos de disminuir la disonancia entre como pensamos que deberíamos actuar y como actuamos en realidad cambiando una u otra actitud.
Vamos a ver ejemplos para que no quede en trabalenguas.
Supongamos que hay una enfermera que trabaja en el área de enfermos de cáncer de pulmón, pero por otro lado ella fuma. Existe el conflicto. La manera en que resuelve este dilema para no sentirse estresada por fumar es crear un nuevo pensamiento: “Trabajo tanto que me causa ansiedad y eso me produce comer compulsivamente. El cigarro es lo único que me quita la ansiedad y las ganas de comer. Me hace más daño estar gorda que el humo del cigarro”.
Como este ejemplo hay miles de creencias que vamos formando en nuestras vidas cada vez que surge un conflicto entre nuestros pensamientos.
Otro, supongamos a un joven soldado que desde niño le inculcaron ciertos valores morales y estando en el ejército se viera obligado a realizar acciones que él mismo rechaza como ir a la guerra y matar. Ante la disonancia cognitiva, podría generar nuevos valores para justificar su actitud como el patriotismo o un bien mayor al proteger a la sociedad.
Y así vamos por la vida, como la señora que abre una bolsa de golosinas en el supermercado y las consume sin pagar. Seguramente en su sistemas de creencias robar es malo, pero en esta situación se trata de justificar diciendo que: “La tienda tiene un seguro de pérdidas para ese tipo de casos”.
El experimento que realizó Leon Festinger es interesante:
A tres grupos de estudiantes en Stanford se les solicitó que realizaran una tarea bastante aburrida. A cada grupo se le pidió que mintieran con el siguiente grupo que iba a realizar la prueba, y decir que la prueba era divertida.
Al primer grupo se les dejó ir sin hacer nada, pero al segundo se les pagó 20 dólares por mentir y al tercero solo 1 dólar.
Una semana después se les volvió a preguntar ¿Cómo les había parecido la tarea?
Los primeros y los que recibieron los 20 dólares confirmaron que era aburrida, sin embargo los que recibieron solamente 1 dólar estaban convencidos de que la tarea era divertida.
¿Por qué los miembros del grupo que habían recibido solamente 1 dólar afirmaban que la tarea había sido divertida?
El estudio concluyó que al recibir sólo 1 dólar, los estudiantes se vieron obligados cambiar su pensamiento, porque no tenían otra justificación (1 dólar era insuficiente y producía disonancia cognitiva). Los que habían recibido 20 dólares, sin embargo, tenían una justificación externa para su comportamiento, habían mentido a cambio de un pago justo y por tanto no tenían disonancia cognitiva.
Esto parece indicar que si no hay ninguna causa externa que justifique el comportamiento, es más fácil cambiar de creencias o actitudes.
Festinger concluye que: “La gente llega a creer y a amar las cosas por las cuales tiene que sufrir.”
¿Ustedes creen que en las tradiciones del día de muertos, existe disonancia cognitiva? Ahi se los dejo de tarea.
Para mi, estar atento a nuestras inconsistencias de creencias y acciones supone una oportunidad de crecimiento. Si estamos atentos, podemos actualizar nuestras creencias para reflejar la verdad o podemos cambiar nuestro comportamiento para tener congruencia con la persona que queremos ser.
RECUERDEN QUE SIEMPRE ESTAMOS EN CONSTRUCCIÓN.
¡HASTA AQUÍ LLEGAMOS EL DÍA DE HOY, LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA EN UNA ENTREGA MÁS DE HAPPYLIFE!
Y a manera de despedida, les dejo este video del son de “Xochipitzahuatl” que me pone de buenas en este día de fiesta y tradición, donde recordamos a todas las personas que queremos y que viven en nuestro corazón.
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Y recuerden: “happylife es … el muerto al pozo y el vivo al gozo” (prueba de disonancia cognitiva, para los que les falta barrio).